SAN MIGUEL ARCANGEL
San Miguel Arcangel a ti confiamos nuestras batallas diarias. Líbranos de todo mal y ayúdanos a hacer el bien...
Bienaventurado San Miguel Arcángel, sé mi guardián y custodio en todos mis caminos y batallas espirituales; que tu santa protección me acompañe de día y de noche. Defiéndeme del enemigo de mi vida y sus agentes del mal. Guíame por el buen sendero. Líbrame de ofender a Dios. En la hora de mi muerte, tómame de la mano y llévame contigo a la gloria del Padre Eterno.
Amén.
San Miguel: Ilumíname con tu luz.
San Miguel: Protégeme con tus escudo.
San Miguel: Defiéndeme con tu espada. Amén.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del mal. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, vencer al mal, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas.
Amen
Amen.
ORACIONES AL ANGEL DE LA GUARDA
Angel de mi guarda, dulce compañía,
no me desampares ni de noche ni de día
no me desampares ni de noche ni de día
Las horas que pasan, las horas del día,
si tú estás conmigo serán de alegría.
si tú estás conmigo serán de alegría.
No me dejes solo, sé en todo mi guía;
sin Ti soy chiquito y me perdería
sin Ti soy chiquito y me perdería
Ven siempre a mi lado, tu mano en la mía.
¡Ángel de la guarda, dulce compañía!
Amén
¡Ángel de la guarda, dulce compañía!
Amén
Angel de la guarda, dulce compañía,
no me desampares, ni de noche ni de día,
si no me perdería.
Angel de la guarda, dulce compañía,
No me desampares,
hasta que descanse en los brazos de
Jesús y María.
Amén
Angel de Dios, mi querido Guardián;
fuiste enviado para protegernos.
En este día permanece junto a mí,
para alumbrar y guiarme,
guardarme y dirigirme.
Enséñame, mi querido Angel de la Guarda,
a conocer a Dios, para amarlo y
servirlo por siempre.
Aléjame de todo peligro
y enséñame el camino al Cielo.
Amén.
Ángel de mi Guarda,
dulce compañía,
No me desampares,
ni de noche ni de día,
si me dejas solo(a),
qué será de mí,
angelito mío,
ruega a Dios por mí.
dulce compañía,
No me desampares,
ni de noche ni de día,
si me dejas solo(a),
qué será de mí,
angelito mío,
ruega a Dios por mí.
Amén
Ángel del Señor,
que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián,
custódiame en este día (o en esta noche)
ilumina mi entendimiento,
dirige mis afectos,
gobierna mis sentimientos,
para que jamás ofenda a Dios.
que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián,
custódiame en este día (o en esta noche)
ilumina mi entendimiento,
dirige mis afectos,
gobierna mis sentimientos,
para que jamás ofenda a Dios.
Amen.
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